SONIDO, AGUA Y BALLENAS
Se sabe que la velocidad del sonido, al propagarse por el mar, es 4 veces más veloz que por el aire… se podría calcular su velocidad subacuática en aprox. 1.500 mts. / seg. se entiende entonces que 2 ballenas puedan comunicarse aún separadas por enormes distancias, lo cual sugiere la posibilidad de que grupos de Ballenas se comuniquen con otros grupos en las profundidades de un extremo al otro de un océanos, y entre océanos.
Ciertos registros científicos sostienen la posibilidad de comunicación a través de su canto, a 1.000 km. de distancia!!!.
Todas las Aguas del Planeta están impregnadas de su canto y es el agua que registra esta impronta transmitiéndola a su vez a todo ser vivo… y esto está demostrado por los estudios de Massaru Emoto.
SIEMPRE HAY UNA BALLENA CANTANDO EN ALGÚN LUGAR.
SIEMPRE ESTAMOS SIENDO IMPACTADOS POR EL CANTO DE ALGUNA BALLENA.
EL CANTO DE LAS BALLENAS
Las ballenas pueden producir secuencias de sonidos largas y complejas. Ellas repiten estas secuencias, de aquí que llamemos «canto» a sus emisiones sonoras, que tienen, además, estructura repetitiva. «Cada Canto» puede durar hasta 30 min. y está compuesto por frases sonoras reiterativas.
Según los estudios del científico Roger Payne sobre el canto de la ballenas Jorobadas, «…cada canto contiene de 2 a 9 temas conectados entre sí, sin pausas, de modo que una larga sesión de cantos es un río exuberante e ininterrumpido de sonidos que pueden fluir durante 24 hs. o más…
Estas ballenas mezclan en sus cantos elementos de percusión… En proporciones matemáticas similares a las que usan los humanos en la música sinfónica… La calidad de sus notas cuenta con infinidad de sonidos… al igual que los humanos…
Lo más sorprendente de su canto es que emplean rimas… tienden a cambiar su canto y lo hacen de manera continua, al cabo de 5 años emiten un canto completamente nuevo».
En el análisis de estas variaciones Roger Payne concluye en una hipótesis; «Los cantos de las Ballenas podrían contener un significado comparable o superior a las especulaciones más imaginativas de un investigador».
LAS BALLENAS EN EL PLANETA
Son muchas las especies de ballenas distribuidas por mares y océanos de nuestro mundo.
Hay especies que habitan el hemisferio norte y hay otras que lo hacen en el hemisferio sur. No se mezclan entre ellas, no pasan del Ecuador ni hacia arriba, ni hacia abajo, simplemente se ocupan de su hemisferio.
Migran en ciclos anuales entre las zonas de alimentación (ubicadas en ambos polos Ártico y Antártico en los polos norte y sur respectivamente) y las zonas de cría (muy variadas pero todas más cerca del Ecuador).
Desde aquí se comprende que su organización espacial en los océanos y mares del planeta es producto de un diseño al que responden todas las ballenas existentes.
Entendemos entonces que su conducta no refiere solamente a grupos aislados de supervivencia sino que, igual que los humanos, las ballenas saben de la existencia de sus congéneres distribuidos a lo largo y ancho de las aguas del planeta… aunque, a diferencia de los humanos, su conducta es solidaria y su comunicación es global.
Cooperan entre si organizadas en estas sociedades que, ampliamente dispersas se mantienen en contacto a través de sus llamadas y que responden a un increíble altruismo reciproco.
«ENTRE BALLENAS» DE ROGER PAYNE:
«La primera vez que grabé el canto de las ballenas jorobadas en la noche, fue frente a Las Islas Bermudas. También fue la primera vez que llegué a oír el abismo.
Por lo común, no se oye el tamaño del océano cuando se está escuchando, pero lo oí esa noche: era un poco como caminar hacia el interior de una caverna oscura, dejar caer la linterna y oír ola tras ola de ecos que volvían en cascada desde la oscuridad que había más allá y darse cuenta, por primera vez, de que estamos de pie frente a un salón enorme. La caverna nos habló. Eso es lo que hacen las ballenas: le dan al océano la voz que tiene, y esa voz que le dan es etérea y sobrenatural…“
“…cuando estamos sentados en nuestro barco, levemente mecido en el mar nocturno, mirando las condiciones meteorológicas y las estrellas y las velas, todo parece tan simple, regular, común y corriente, que no tenemos la más mínima idea de cuánto se extiende el abismo por debajo de nosotros. Pero si nos ponemos los auriculares y, después de un rato, una ballena empieza a cantar y los ecos provenientes del abismo regresan confusos y rugientes, de repente adquirimos conciencia de la vastedad del misterio que yace debajo de nuestro barco…”
“…cuando nadamos lo suficientemente cerca como para tocar a la ballena, ponemos en duda si podremos soportar la intensidad del sonido, pero si… podemos !…”
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